Descentralización y más oportunidades laborales son algunos de los desafíos que expertos en inclusión plantean como prioridades para el 2024.
En 1992 la Organización de Naciones Unidas declaró la fecha para concientizar sobre los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad. En Chile, el 17,6% de las personas adultas pertenecen a este segmento de la población.
Según datos de la última Encuesta de Discapacidad y Dependencia (ENDIDE) 2.703.893 personas mayores de 18 años en Chile presentan algún tipo de discapacidad. Representan, entonces, un segmento alto de la ciudadanía el que, muchas veces, es dejado de lado o al que en ocasiones ven vulnerados sus derechos por falta de accesibilidad, barreras de distinto tipo y mitos y prejuicios.
Desafío laboral: Una de las principales trabas que enfrentan al momento de insertarse en la sociedad es el ingreso a fuentes laborales. Ingrid Rojas, Gerenta de Pacto de Productividad Chile, una importante iniciativa de inclusión laboral, releva la importancia de este tema: “Es fundamental que entendamos que las personas con discapacidad tienen derecho a un trabajo y que esto no es un favor que les hacemos. Además, hay que derribar el mito de que para incluir a una persona de este segmento en un lugar de trabajo hay que hacer muchos cambios en la empresa o institución, muchas veces con ajustes razonables que no tienen mayor complicación podemos tener un ambiente óptimo para todos los trabajadores”. Al respecto, la participación laboral de las personas con discapacidad en Chile es sólo del 43%, mientras que para las personas sin discapacidad alcanza al 67%.
Descentralizar la inclusión: Santiago no es Chile es la frase perfecta para esta situación. Las estadísticas nacionales sobre discapacidad muestran que los desafíos en regiones son aún mayores que en la Región Metropolitana. La proporción de personas con discapacidad económicamente activas es menor en regiones en comparación a Santiago, lo mismo para quienes acceden al empleo. “Aquí es importante entender la realidad de cada región ya que tienen dificultades particulares a cada zona. La geografía, las costumbres y las distintas demografías son clave para que cuando buscamos la integración en aquellos sectores, no se sienta como algo impuesto alejado a ellos”, asegura Ingrid Rojas.
Ecosistema de la inclusión: Muchas veces no basta con el buen ejemplo que puedan dar instituciones o empresas específicas. Por eso el llamado es a crear articulaciones público-privadas para que se cree una verdadera red a favor de la inclusión. Un ejemplo es lo que realiza hace años Pacto de Productividad Chile, que a través un consejo consultivo reúne a autoridades de organismos públicos y de gremios empresariales. Este es un punto en el que se ha ido avanzando, ya que más de 300 funcionarios públicos y más de 120 empleadores públicos y 500 empresas privadas se han fortalecido en materia de inclusión gracias a este proyecto, que ha contribuido de manera indirecta a la contratación de más de 850 personas con discapacidad en estas instituciones.